Uds. saben, soy un padre primerizo... relativo. Benjamin corre por la casa
con sus 14 meses, supongo que eso marca la relatividad de las fechas
pero soy un padre de ésta época.
Soy
un padre moderno? Vosotros, caballeros que custodian panzas, empujan
cochecitos o escuchan balbuceos, son modernos? Allá van en tropel a
relacionar la modernidad con los celulares, las redes sociales, la
tecnología.
Casi
pero no.
Existe
cierto duende del consumo que los atrae a las tierras de las nuevas
tendencias, al mundo hypster, a lo virtual. Pero no. Existe una
necesidad de ser moderno o es la época la que nos etiqueta?
Evidentemente nuestra época es consumista. Ignoro si dos siglos
atrás morían de ganas por tener un caballo como signo de
modernidad? A diario vemos que la franja 20-40, marcadora de la
paternidad joven (no adolescente) es victima consciente o no de los
adelantos. Y estos hechos que suceden en la superficie de nuestra
sociedad, van más rápido que las transformaciones de las
profundidades. Desde el siglo XV donde comienza la modernidad en sí,
hasta la era más corta de nuestra historia como la posmoderna. los
hechos han mutado de concentrados a dispersos. Las familias componían
un núcleo férreo, indivisible, una típica característica de la
familia tradicional pero se fragmentó en pos de búsquedas de
libertades, individualidades y proyectos fuera de ese núcleo. La
mujer fue el icono que daría paso al nuevo tipo de padre, porque
utilizó derechos negados para equipararse al hombre y de alguna
manera le comunicó: “vos también podes abrazar y cuidar de tus
hijos”, “vos también podes ayudar con lo que pasa en casa”. El
Sr. perdía su señorío pero ganaba una entrada a los afectos. Los
propios y los de su propia familia!
Pregunto
cuantos de nosotros esperaron ese abrazo del padre para saber que las
cosas estuvieran bien aunque te dijeran que estaban bien ?
Los
estilos de crianza forman estilos de personas. Las personas forman
sociedades. La tendencia de los nuevos padres es transmitir afecto,
crear autoestima, fomentar la expresividad y la creatividad, entre
otros items positivos. Aunque para algunos psicólogos, estos nuevos
terrenos contienen lineas difusas como la no imposición de limites,
algo asi como la kriptonita de los padres modernos.
Para
Emma Jenner, autora de “Keep Calm and Parent On”, la crianza
moderna ya tiene su crisis y aquí marca alguno de sus puntos.
- los padres tienen miedo de las reacciones de sus hijos: para resumirlo, no entrar en ciertos saboteos, caprichos y extorsiones de las “blancas palomitas”
- confiamos demasiado en los atajos: tratar de entretenerlo con cualquier artefacto moderno para anticipar una crisis de llanto. El niño no puede aprender a ser paciente? A veces la comida no se va a servir en tiempo y en forma ni el médico atenderá en el horario que dijo.
- los padres ponen las necesidades de sus hijos por encima de las suyas: No pasa nada por utilizar la palabra no de vez en cuando, ni hay nada malo en pedirle a tu hijo que se entretenga solo unos minutos porque mamá quiere usar el baño en privado u hojear una revista.
- no limitamos comportamientos nocivos: crees que tu hijo no puede quedarse sentado mientras están comiendo en un restaurant o teniendo una charla con otras personas?Prueba tus limites y está decidido a tomar rehenes si no encuentra el stop.
El
psiquiatra y psicoanalista José Milmaniene, autor de “La función
paterna” sostiene que se puede confundir autoridad con
autoritarismo. La primera se basa en un dialogo constructivo, donde
se mantiene una jerarquía. Por otro lado, también sostiene el
concepto de “ falla constante” donde en resumidas cuentas ningún
padre tiene la varita mágica de las cosas bien resueltas. La
paternidad como la vida es un constante acierto-error. Deberíamos
aprender de los aciertos.
A
ésta paternidad contemporánea también puede pertenecer una familia
ensamblada (los tuyos y los míos), un padre soltero, un viudo, una
homoparental, divorciados, y la categoría que quieran agregar.
Cuando
para muchos filósofos y periodistas nuestra “vieja” y querida
era posmoderna moría un 24 de Septiembre de 2011 arrastrando la
fugacidad de las cosas, el culto al exterior, y la importancia de
cómo lo digo en vez del contenido de nuestro mensaje, la
hipermodernidad tocaba a la puerta. El filósofo y sociólogo Gilles
Lipovetsky crea este término pensando en la partícula “hiper”,
caracterizando a la nueva era en lo enorme, desmesurado, magno. Así,
aparecen palabritas como hipercrisis, los hipermercados, el
hipercapitalismo o la hiperconexion si hablamos de redes y
velocidades. Lipovetsky entre sus obras y principalmente en “ La
era del vacío” analiza la posmodernidad, el hiperindividualismo,
el quiebre de valores tradicionales, el hedonismo y la cultura de
masas.
Y
en ese vacío virtualmente lleno de millones de padres
hiperconectados en fasebooks, twitters, Instagrams o cualquier otra
red social se descubren en tareas, pensamientos y sentimientos
similares estén en Argentina, China o Tombuctú.
Perteneceremos
a alguna nueva tribu familiar, como la que plantea la firma de diseño
Dragon Rouge en Londres, donde ellos ven que para el 2030 las
familias serán MultiGenes, Rurales, Adultos de Plata, la Tribu
Tándem y Viajeros Modulares, todas con variaciones en tipo de
paternidades, edades, condiciones sociales y motivaciones.
Seremos
hiperpadres hiperrascándonos las cabezas para encontrar la manera de
hacer dormir a nuestro “ retoño”. Por favor! Que término viejo,
arcaico, vetusto, degradado y out of service.
Bajaremos
una App que nos marque cuando nuestros hijos querrán abrazarnos?
Que
les enseñaremos? Que nos devolverán?Qué rasgos saldrán a la luz y
que otros serán enterrados en un jardín freudiano?
Como
dijo Heráclito, “ Lo único que queda es el cambio”.
cada cual es su época, fue moderno.
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