Gonzalo
Garcés es un escritor de la ostia.
En
la revista “Orsai” del argentino Hernan Casciari diserta sobre
algunas cosillas de la vida en común con la serie Six Feet Under.
En
el apartado que llama “sobremesa”, Casciari suelta una frase en
el final de la cuarta temporada del programa en cuestión que casi,
le encuentra sentido al Universo.
Y
yo, como persona, como padre, como parte de nuestra novísima
humanidad en éste mundo, descubro, admiro, admiro y concluyo
lentamente:
L-a
p-u-t-a m-a-d-r-e !
Enjoy!
—¿Pero
vos no me estabas contando algo de
Six
feet under?
—Eso,
te estaba contando el final de la cuarta
temporada.
—Bueno,
dale, no te disperses.
—David
sueña con su padre. Afuera llueve y
los
dos miran cómo cae el agua sobre el jardín de
la
casa. De pronto el muerto le dice: «Vos te aferrás
a
tu sufrimiento como si valiera la pena, y no
vale
la pena. Las posibilidades son infinitas y vos
lo
único que hacés es lamentarte». «¿Y qué es lo
que
tengo que hacer?», quiere saber David, que
está
desesperado justamente porque no sabe
qué
carajo hacer.
—¡Claro!
—le digo—. ¡Yo le habría preguntado
lo
mismo!
—«Podés
hacer lo que quieras, nabo —le dice
el
padre—. ¡Estás vivo! ¿Qué es un poco de sufrimiento
comparado
con eso?». David se queda
pensando:
«No puede ser tan simple», le dice.
Entonces
el finado padre, que siempre está con
el
mismo traje negro, lo abraza y le murmura al
oído:
«¿Y si lo es?». David apoya la cabeza sobre
su
hombro. Afuera sigue lloviendo. La cámara se
aleja
sobre el jardín. Fin de la cuarta temporada.
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