No
pienso poner mi dedito gordo del pié derecho en la arenas de la
psicología. El tema daría el suficiente paño como para quedar
enterrado y que la marea me tape.
Cuando
pienso en mis obsesiones quizás las piense en singular.
Sí.
Las películas. Las colecciono. Primer síntoma del cinéfilo. Exijo
silencio sepulcral para verlas o lugares y horarios a contra marcha
para captarle todo. Entiendo que ésto no trae grandes trastornos.
Las
obsesiones y las compulsiones, los TOC (Trastornos Obsesivos
Compulsivos) en los padres golpean en sus conductas y por ende, en
ámbito familiar. Aquello de sacarle la mancha microscópica al
azulejo puede ser el primer rastro de un trastorno muy común y a la
vez complejo en las sociedades contemporáneas. Para Agosto de
2014, la estadística marcaba que de 2 a 3 millones de adultos en
EE.UU sufrían este trastorno que en promedio tarda de 10 a 15 años
en declararse, diagnosticarse y encontrar un tratamiento correcto y
eficaz.
Muy
por el contrario con otras enfermedades mentales y trastornos de la
ansiedad, en los TOCS la persona sabe que le está sucediendo “algo”
incontrolable en su conducta que también, los conduce a la culpa.
En
los hábitos diarios encontramos que el acto de confirmar que esta
cerrado el grifo del baño se convierte en una compulsión turbadora
imposible de ignorar y detener. Entre las compulsiones encontramos
- la limpieza continua, sea personal o de objetos
- ordenar de cierta manera las cosas
- guardar cualquier tipo de objeto aunque estos ya no sean necesarios
- Repetir alguna clase de ritual como sentarse, pararse, tocar o ejecutar la misma acción múltiples veces
- la lista puede hacerse infinita y particular
- Etc.
Junto
a las compulsiones aparecen las obsesiones, donde la lista también
es personalísima y hallamos entre las habituales
- Asegurar continuamente las cosas
- Miedos a gérmenes, líquidos corporales, suciedades
- Preocupación por el orden y la simetría
- obsesiones religiosas
- Obsesiones sexuales
- Etc.
Las
obsesiones son pensamientos intrusos, así que la mayoría de las
veces la familia no advierte que está pasan do algo raro en la
conducta del padre hasta que se hace demasiado evidente. Muchos
tienden a ocultar los síntomas por vergüenza y ésto retrasa una
correcta evaluación.
De
donde sale el TOC ?
Para los investigadores, una
mala comunicación entre la parte pre frontal del cerebro y
estructuras profundas de éste, producen TOCS. Los mensajes entre
estas secciones son llevados por la serotonina, sustancia que sirve
de neurotrasmisor en las neuronas y ve interrumpidos sus mensajes.
Expertos explican que el
trastorno puede comenzar en la niñez y hacerse efectivo en la
adolescencia o adultez, donde la genética juega un papel decisivo.
Para los facultativos, una
buena terapia cognitiva y la medicación correcta reduce la
sintomatología de un 60 al 80 %, llevando a las personas a una vida
más adecuada.
En lo que respecta al padre,
las investigaciones marcan que el factor ambiental es marcador para
desarrollar los TOCS en sus hijos, de ahí la importancia de saberse
y descubrirse con esta problemática para no empeorar las relaciones
familiares.
EL
TOC en mis hijos.
Como afecta a 1 entre 200
niños sin distinción de edad, y si las conductas pasaron el filtro
familiar, el segundo inmediato lugar se expondrá será la escuela.
Las compulsiones activas como repetición de acciones, volverse sobre
sus pasos, borrar o marcar excesivamente, evitar clases o
actividades, cambios en la concentración o la comunicación con
compañeros, entre otros, pueden encubrirlo.
La ayuda deberá ser inmediata
para evitar a tiempo la otra clase de síntomas que pueden ser el
aislamiento, la ira, la depresión y la sensación de pérdida de
control en sus vidas.
En el Vol 5 de Aboutourkids
de NYU Child Study Center recomiendan no consolar al niño con
este tipo de trastorno
“Por supuesto, es lógico
consolar a quien está preocupado, en especial si sabe que sus
preocupaciones son irracionales. Pero en el caso del TOC, el consuelo
es contraproducente. La trampa está en que en el TOC, el consuelo es
una compulsión y cualquier compulsión refuerza el TOC. Pensemos en
lo que pasa cuando nos pica un mosquito. Inmediatamente después de
la picadura, sentimos picazón en la piel. Si nos rascamos, sentimos
alivio por un rato. Tan
pronto como dejamos de
hacerlo, la picazón empeora. No importa quién rasque la picadura.
Mientras la rasquemos, sentiremos un alivio temporario. Así es como
funcionan las compulsiones. Sólo calman la ansiedad en forma
temporaria. Tan pronto como se dejan, la necesidad de satisfacerlas
nuevamente aumenta. La persona que padece un
TOC entiende que no puede
adaptarse a la ansiedad, sino que debe apoyarse en las compulsiones
para aliviarla.”
Como ya nos debemos haber
percatado, la vida no está escrita sobre renglones claros,
definidos. Cuando las lineas son o se hacen borrosas muchas
situaciones familiares pueden escapar a nuestra mirada. Esa parte de
la mochila personal no debe pasarse a nuestros hijos.
En términos futbolísticos,
esos serán momentos para detener la pelota y pensar con la mayor
claridad posible.
Simplemente somos humanos.
Hablar del tema con papá. Y viceversa.
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