El Abrazo Interminable

                     
                        


El Abrazo Interminable o la necesidad de contacto desde que nacemos hasta que morimos.

Somos contradicción. Desde que nacemos nos es imprescindible el contacto humano, el calor del pecho materno e inclusive el paterno, como en prácticas de cuidado canguro con bebes prematuros. Y tememos morir en soledad, quizás sin esa mano que aferre la nuestra para pensar en un hasta luego.
Con el paso del tiempo parecería que muchos deciden consciente o inconscientemente ir alejándose del contacto, incluso dentro de los círculos más íntimos como los familiares. Claro, la vida parecería complicarse y entran en juego demasiadas variables que terminan siendo alambrados mentales.
Por supuesto que el mundo funciona en base a reglas y muchas de ellas tienen raíces en lo cultural, donde las interpretaciones de un mismo contacto pueden variar desde el saludo a una situación de acoso. Pero es indudable que nuestra fisiología explota con el contacto. Innumerables reacciones desatan beneficios físicos y psicológicos, desenrollan cambios en lo comportamientos como la baja del cortisol, factor conducente al tan temido estres de los tiempos modernos.
Quién reconocería los rastros del amor en la palabra oxitocina? Sin embargo esta hormona aumenta y refuerza los lazos en los miembros de una familia o entre personas cercanas.

Cuando la madre abraza a su recién nacido, cuando su padre se le une tendrá mejores oportunidades de crecer sano, de regular su peso, de evitar complicaciones en los tiempos venideros, de sortear problema cardíacos, de una mejor lactancia y la lista sigue.
Ese contacto de pieles es tan fundamental que el bebé puede morir aunque su salud mantenga normalidad.

En el otro extremo, los ancianos, parecen ser olvidados del contacto y las emociones. Nos muestran la cara concreta de un destino natural e inevitable? Dan por tierra la idea fantasiosa de inmortalidad, de juventud a la que podemos aferrarnos mientras el reloj hace lo suyo?
Las caricias, los abrazos, las palmadas, los besos, tomar o tocar una mano son un instrumento y rasgo fuerte de nuestra humanidad. También nos olvidamos de mirar a los ojos, de sonreír, de comunicarnos?

Claro que el mundo se volvió más complejo, difícil, duro. Deshumanizado?
Vamos, no me quiero creer esa última parte. Lennon dijo “Dirás que soy un soñador pero no soy el único”. Hay más que sabiduría para el que quiera tomarla.
Y entre padres e hijos, si no puedo abrazarte, qué me queda?
Prefiero seguir soñando con ese Abrazo Interminable, aunque lo haga verdadero de uno en uno.





                       No os dejeis llevar por la falta de cabello, sentid la cercanía.


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