Menos de dos meses atrás, la
noticia golpeaba la escala que rige la apariencia masculina. Basta de
metrosexuales, basta de ubersexuales, basta de lumbersexuales. El fofisano o varón
con pancita o varón con apariencia de padre llegaba al primer puesto.
Muuuuchos hombres respiraban tranquilos
y justificados. Y hasta orgullosos. Casi que pudieron demostrar que era mejor respirar
que contener el aire para guardar la panza.
Pero…los estudiosos de “Mundo Varón”
como los amigos de la Universidad Northwestern encontraron que la paternidad
afecta el índice de masa corporal (IMC). Suben de peso entre kilo y medio y dos
kilos (para mí se quedaron cortos). Tomaron el muestreo entre 10233 varones
desde la adolescencia hasta la adultez.
También se dieron cuenta que el
padre termina arrasando en parte o en todo con la comida que el hijo no quiere
o no termina. Multipliquemos cuando son “hijos”(PLURAL)
Inclusive se dieron cuenta de
aquello establecido desde tiempos inmemoriales: llámese vida en
pareja/matrimonio/concubinato: eso también engorda!
Duro efecto Tupac Amaru que
afecta al hombre de éstos tiempos, por un lado tironeado con los placeres del
descanso, internet, consolas de juego y 50000 canales para jamás sacar la vista
del televisor versus la sutil (o no) imposición
de entrar a un gimnasio y transformarse en David Beckam.
El estudio, publicado por American Journal of Men's Health y dirigido por
Craig Garfield toma peso, edad, raza, condición social y actividad
social y marca con cierta preocupación cómo puede afectar el aumento de peso a
los padres más jóvenes y con ello acercarse a enfermedades cardiovasculares o
diabetes. Garfield también sugiere que para algunos padres, el pasaje de la
vida de soltería a la paternidad puede
proporcionar algún tipo de depresión y que ciertos síntomas de ésta lo lleven a “aumentar
el ataque a la heladera”
Si bien el estudio puede tener
diferentes rebotes dependiendo de las costumbres y geografías, en Argentina los
números nos apuntan en contra. La OMS Organización
Mundial de la Salud difundió un mapa del
sobrepeso en América Latina donde en hombres adultos califican:
·
Argentina
63,9 %
·
Chile
63,2 %
·
Uruguay
62,4 %
Los expertos explican que la masa
corporal se forma dividiendo los kilos por el cuadrado de la estatura. Cuando
el índice supera el 25-30 podemos decir que tenemos sobrepeso.
En el caso argentino, más del 50
% de las bebidas que se toman son azucaradas y apenas el 30% son aguas. Tampoco
de deja de lado los snacks a preparaciones naturales y la des organización que
se tiene en los tiempos para comer.
Comemos lo que encontramos donde
podemos.
También puede explicarse el fenómeno
del aumento de peso por ésta pasión de los argentinos (como si fuese exclusiva)
por realities gastronómicos y canales especializados
Nos gusta ver como preparan ese
abundante objeto de deseo y tratar de reproducirlo en casa. Sentirnos un poco
cheff, más allá del otro tic argento que es la comida con amigos, genética
italiana al servicio de un ADN variopinto y nutritivo.
Aunque siempre hay que poner un
STOP cuando la comida afecta física y psicológicamente y termina en patologías.
Pasando los estudios sobre la
temática, el alerta silencioso de la paternidad habla sobre la posibilidad que
nuestros hijos aumenten de peso y con ello pierdan la salud. Y sabemos que la
salud es una palabra corta pero de amplio alcance.
Recordemos: “Todo en su justa
medida”
He aquí mi mea culpa. Encontrar
esa medida saludable y la base del “iceberg”: poner voluntad en nuestras
conductas. Para algo tan básico como comer y algo tan gigante y sutil como la
vida misma.
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