Las ciudades
turísticas y las personas son como la
sangre en las venas: se necesitan. Circulando de aquí para allá, consumiendo, visitando todos los
lugares posibles, atestándose y a veces formando mareas de actividades.
Lugares, cafés, comidas, desayunos, juegos, vistas, paseos, murmullos,
tránsito, luces. Una especie de vida potenciada.
Eso nos produce las vacaciones? Sentir que vivimos un momento particular, reforzado, único?
Pedimos a los dioses del clima y a los satélites que no llueva, que nieve, que
el sol nos queme, que el agua esté templada, que el aroma del campo se parezca
a la naturaleza…
Y por todas las divinidades!, que no caigamos en la
frustración lacerante de un clima rebelde más la habitación de un hotel!
Para que nos sirve? Qué nos produce? Qué debería
producirnos?
Podemos coincidir que en la mayoría es el rompimiento de la
inercia de la vida que llevamos. Dejemos en claro que hasta Tom
Cruise sabe que su vida real no es “Misión imposible” (supongo). Empujar,
arrastrar, sostener, deslizar nuestras vidas suele tener sus momentos
brillantes y como regla implícita son eso: momentos.
Supongo que así debe ser, para darnos un poco cuenta de los disfrutable y lo que
no. Como también debo dejar en claro, los extremos oscuros y brillantes son las
puntas de la cinta.
Así que en ésta hermosa ciudad con mar y con sierras y
actividades humanas y cultura y gastronomía las vacaciones son un poco una
carrera contra el tiempo y contra la existencia misma. Ver, experimentar,
disfrutar, recordar, vivenciar todo lo que más pueda en el clásico grupo humano
familiar argentino de 4 personas puede basarse en un fino, delicado equilibrio.
Que los padres encuentren sus
expectativas amasadas en la posible planificación con la realidad del lugar
y el comportamiento de sus hijos en el lugar. Que los hijos, de acuerdo a
edades se acerquen a lo soñado o a la rápida frustración y que ese malogrado
escenario no se propague como el fuego en una maderera y los consuma y las
caras largas aparezcan, las rabietas
aparezcan, los reclamos aparezcan y todos los demonios desprendidos de la
frase “miren las vacaciones de mierda que estamos pasando”, da cuenta que
existen diferentes realidades que a veces coinciden y otras no.
Poder hablar al respecto antes de viajar sería lo más
saludable para no desatar una tercera guerra mundial a kilómetros de casa.
Más peligroso que descubrir la verdadera identidad del hombre de las nieves es descubrir que nuestro
niño ya no lo es tanto y está transformado en un adolescente hormonal que
quiere desarrollar (se) su propio programa.
Y Dios me libre y me guarde si la nena ha roto lo que las pobres gallinas supieron cosechar con su
campaña de traer a su nuevo (en la semana) novio y el nene llora por los
rincones de la Peatonal debido a la ausencia de su chica!
Y por favor despeguen la vista de los celulares! Esto es
parte de un mundo que, googlean para conocer? Si lo tienen enfrente??
Respiremos…
Las vacaciones también puede ser ese momento para surfear
los vínculos con nuestra pareja e hijos y ver que tal lo hacemos. Suele suceder
que padres encuentran a una persona diferente entre sus amados familiares
cuando vacaciona con ellos. Aquí reconocemos el difícil arte de largar la
rutina laboral y no hacer tan de “taquito”
lo familiar. Nos damos cuenta que, como dicen los amigos españoles hay que
darle caña, darle gas, ponerle onda al asunto, si no queremos descubrir
identidades que no reconocemos pero que ayudamos a dar forma.
Dentro de estos hallazgos, aparece la sexualidad de la pareja. No miren para otro lado. Escribí: el sexo que quisiéramos tener (por más
que en casa sea maravilloso, ardiente)pero que sale de la rutina porque la idea
central más conocida sobre las vacaciones es DEJAR LA RUTINA y DISFRUTAR
Claro que llegando a ésta etapa del articulo nos damos
cuenta que es un tema en sí mismo, un spin off.
Que
Como lo veo, encuentro dos caminos (por lo menos se los hago
simple): parejas con hijos- parejas sin hijos.
Padres con hijos
que quieran tocar la puerta del erotismo en el periodo vacacional deberán ser…magos.
La acción está basada en los hijos y no tenemos con quien dejarlos. Lo único
que queda es recurrir a la magia, el ilusionismo o algún otro tipo de
distracción o arte oscura.
Pareja sin hijos:
ey! Tienen todo resuelto! A dejar las rutinas de lado!
No cuento aquí
una tercera categoría porque es imposible de resolver o solucionar que es
cuando se viaja con suegros/abuelos/amigos. Lo mejor en dicha categoría es el
chapuzón en las aguas del Ártico y contar ovejas.
Si... el mejor lugar para vacacionar aquí es el que contenga
mucho hielo.
Hablando seriamente,
no está tan mal darle una breve vuelta de tuerca al erotismo en la pareja
durante estos períodos, y como en cualquier otro momento, dependerá de la
predisposición, el acercamiento, lo que hablamos y lo que dejamos de hablar con
nuestro peor es nada.
Siempre existen diferentes realidades para sopesar y
definir. Las múltiples situaciones de los que viajan contrastan con las
opciones de los que
TIENEN HIJOS EN
VACACIONES PERO DEBEN SEGUIR TRABAJANDO
Acá existe todo un reto. Los padres siguen empujando sus
rutinas laborales y los chicos se quedan solos en casa (dependiendo edad) con
la difícil valla a vencer que es tratar de vivir aquello como una verdadera
vacación.
Mucho trabajo por parte de padres en quebrar sus rutinas, planificar
actividades que no sean devoradas por la
televisión o las consolas de juego y el
tiempo se les escape como por un caño. Podemos tener los “comodines” de los
abuelos” en jornadas extendidas pero si no están…amigos? Casas de amigos, tíos,
parientes con suficiente paciencia?
Podemos sumar a las
variables el hecho de que los padres lleguen cansados, SOÑANDO con alcanzar
rápidamente sus vacaciones y que los niveles hormonales no los empujen a un
ataque de nervios.
Estaría muy bien que los padres puedan compartir más
actividades con sus hijos, diferentes actividades y que no solamente aprendan
sobre uno o varios temas sino que vivan experiencias para reconocerse mejor, para reforzar sus
vínculos, para estar más en contacto.
No solo está el tema de la vinculación sino también el de las realidades económicas.
Temática dominante en el país desde los tiempos en que se las quiera pensar.
Muchos no alcanzarán una vacación, por más que en la escuela
(si es que concurren) les diga que está en fecha. Muchos podrán ser llevados
por la voluntad, la economía y los planes de municipios pero sus familiares en
gral. no estarán allí.
Como suele pasar, muchos sueñan y esperan vivir esos
momentos brillantes de la vida para llamarla verdaderamente vida y no lo que
existe entre el pedazo de nada que comimos a la mañana y el sorbo de vaya a
saber que pasará al final del día.
El turismo social en argentina emparcha un sector de las economías
destrozadas por malas economías y creo yo, debe su equilibrio a la colocación de
lo político por encima de casi cualquier plan.
Otro sutil balance a
tener en cuenta.
Tener la suerte de vacacionar en familia, es eso: una suerte. Desde lo afortunado que es
coincidir en la mayoría de los gustos y actividades, contar con el dinero, los
tiempos, las ganas y los vínculos medianamente
sanos.
Si “sobrevivimos”
a una vacación nos perfeccionaremos en la siguiente y en los detalles de lo
cotidiano. Porque muchas veces olvidamos que los detalles hacen al todo, entre
tanta cosa que pasa y medio nos empuja a seguir con lo nuestro solo “porque hay
que seguir”
Si tienen esa suerte,
les deseo que la pasen de lujo.
Y cuenten como les fue!
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