Un padre no es un accesorio.







He aquí uno de los fantasmas de los padres primerizos: “Yo padre, me siento un accesorio”. No les miento, cuando cursábamos el embarazo me quedé en este terreno pantanoso cargado de dudas, ansiedades y desastres. Como se darán cuenta, los spots en la tele no lo reflejan. Muchos padres también pueden sentir  síntomas físicos  que muchas veces los asociamos más a las mujeres, a su estado y a sus “hormonas”.
La verdad sea dicha, también nos alcanza la situación,  salvo que por nuestra condición de macho superador de  todas las barreras lo “mandamos para adentro”. Claro que nos puede gustar Rambo y percibirnos en esa dureza pero para algunos la llegada de un hijo golpea como Rocky.
Hay otra verdad dando vueltas: tu mujer no es la misma de antes del embarazo- Su cuerpo, su psique, sus hormonas, sus miedos, su ánimo y expectativas VERDADERAMENTE cambian.
Aquí la primera solución: necesitan de nuestro apoyo. De nuestra presencia y de nuestras palabras y hasta de nuestros silencios. Y ni que hablar de nuestras miradas.  Del todo saldrá bien y seremos felices como nunca.
Esta afirmación naif cobra tremenda relevancia.


Aunque el futuro padre puede sentirse fuera de la órbita familiar porque la órbita ahora se concentra en la mujer y en el bebe por llegar. No estaría mal dejar de lado un poco de narcisismo. Ya te felicitarán, ya podrás encontrar orgullo. La madre no quiere excluir al padre. Así tampoco es válida la sensación masculina que reza que el  niño solo es de ella. Ella puede tener la primicia porque lo percibe en su cuerpo pero papá es necesario para escuchar la panza, para acariciarla, para hablarle (de verdad uno se comunica) y para atrapar las pataditas que el niño dará.
Yo padre, no soy un accesorio porque  mi mujer me necesitará en el parto. Y tal vez le tenga miedo al quirófano, a lo que vea, a los posibles gritos y hasta a no entender que esa persona grisácea unida al cordón umbilical es tu hijo.
Tuve más de 12 horas de trabajo de parto así que Sres, si son primerizos vayan mentalizándose para cualquier cosa. Incluso las lamentablemente malas.
Al revés de la situación, él cree que ella no lo entiende con las cosas que le pasa. Vamos! La mayoría de las situaciones de embarazo y parto son de máxima sensibilización.  Y hombres y mujeres tenemos visiones diferentes sobre la sensibilidad y otros temitas. Para una mujer un embarazo suele ser la completud de una etapa vital  y para el hombre una ruta plagada de responsabilidades que tienen que ver con el trabajo, lo familiar y lo económico.
Muchos distanciamientos nacen de no compartir expectativas o que éstas no sean realistas. Grandes y pequeñas expectativas, como el futuro familiar o si el futuro papá acarició suficiente la panza hoy.
Hay mucho para pensar y hacer en una pareja durante embarazo, parto y lo que venga después. Mucho en conjunto, mucho dialogo y ajuste de emociones (no como si se pudieran apretar como tuercas, si como tratar de entenderse).
Ninguna persona es un accesorio. Más un padre, que nos toca en caso. En un sentido óptimo, un padre primerizo puede sentirse presionado por cuestiones íntimas, sociales y hasta familiares. Todos vinimos al mundo de a una respiración por vez. Con suerte comprenderemos la tarea aún con las dudas y los miedos y los conflictos y los inconvenientes.
Porque la vida nos empuja hacia adelante,  mi querido padre, ofreciéndonos todo y esperando algo de nosotros.








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