Criando en un cuento chino.



Los riesgos de la crianza...Ojo con el enojo de papá...

Ben va a cumplir dos años y con su madre estamos pasando por esa fase de crisálida donde hay que bajarlo de la heladera (bueno, no es tan cierto), taclearlo para que deje de saltar en el sillón (luego del aviso 322) pero fundamentalmente para que no rebote y dé con cabeza el suelo. No tires cuchillos, no esos botones no, no, mi crema de afeitar en la boca no!522 kms. por día, ida y vuelta entre la habitación y la cocina mas todo lo que suceda de riesgoso afuera y etcs.

Si, ya sabemos. Criar no es fácil, lleva energía, concentración, disposición ganas y cuando piensas que la cosa se calmó, pues comienza el turno noche.
Déjenme decirlo: no planteo esto como un infierno. No lo es. Simplemente es la vida que le sale como rayos por los poros y todas las cosas que le faltan por delante y le gritan a cada metro: Ey! Conóceme, pruébame, soy diferente, divertido, aquí estoy!
Es tarea de padres! Nada nuevo
Como padre novel uno ve  los peligros reales y los que no, mientras su hijo persigue palomas en la plaza.  Los detecta como un Indiana Jones preparado para esquivar las flechas y las piedras rodantes que pueden aplastarlo. A veces puede haber una pizca de exageración como para condimentar esto del aprendizaje familiar y es horriblemente difícil encontrar el equilibrio entre una sucesión de “noes”, limites (cuáles son?) y bloqueos a la integridad.

Uno podría guiarse por una respuesta física: mientras tenga esa sonrisa puesta no hay problema. Y es relativo. Lo he dejado rebotar en la cama y me mordí todo un juego de lenguas y manos para no intervenir en su disfrute mientras yo lo sentía saltando al borde de un precipicio. La explicación de ciertos peligros se hace difícil a esa edad. Directamente hay que intervenir y moverlo. Luego explicar. Pero bue…tiempo al tiempo.

Y casi sin darme cuenta caigo en autos en los que algunos educadores llaman la “zona de revisión constante” y en palabras de del filósofo y educador de Navarra (España) Gregorio Luri “ la inseguridad de la paternidad contemporánea”. La necesidad casi compulsiva de chequear sus decisiones para que no entren en conflicto con palabritas como libertad, autoestima, valoración, futuro, educación y demás.


                                    
                                                                  Ah...la vida...

Luri dice que hay que relajarse un poco porque no existen ni los padres perfectos ni los hijos perfectos ni las familias perfectas. Y tampoco hay fórmulas mágicas.
Gran noticia digo. Me suena  a lo que viví desde que respiré por primera vez en este mundo. Salvo que desde  hace un tiempo, si, es algo más relajada la crianza.

“No es dramático equivocarse, mientras se pueda aprender del error”- Luri

Bastante cierto. Sucede que  el balance entre felicidad y el mundo real es cada vez  más frágil. Ejemplo: La felicidad de mi hijo consiste en  rebotar en la cama y el mundo  real le platea que si falla en un rebote dará de cabeza en el piso. Más adelante en el tiempo vemos que si mi hijo no ha tomado una percepción correcta de los peligros, el mundo lo devorará sin sal y sin cubiertos. Qué hago? Bajo sus expectativas de felicidad y le explico que puede darse un golpazo, ergo, aprende a esquivar los puñetazos de la vida pero habrá alguno que se colará irremediablemente?  Y como ves la felicidad desde que te la enseñé?
Luri explica cierta discrepancia entre generaciones y la paternidad
Cada vez  existe una distancia mayor entre los intereses del niño y lo que le demandará la vida.  Los niños interiorizan lo que hacen los adultos, aprenden de sus actos, no de los consejos. Si queremos saber cómo educarlos hay que analizar nuestras convicciones
Claro que estoy convencido de que quiero la felicidad como la desearía cualquier otro progenitor. No quiero que se quede con nuestra mirada de la vida. No quiero que en secreto le confiese a su madre que odia ir a la práctica de fútbol porque su padre es un fanático de ese deporte y le programó una vida saturada de balones. No quiero que sea el siguiente Messi a menos que lo desee con ese fuego profundo que solo se termina cuando se termina lo que somos.
Qué será la/su felicidad entonces?
No lo sé. Será lo que quiera que  Ben sea en ese momento. A veces tendrá que luchar por ello y hasta por la libertad en su mente para poder ser feliz.

Este padre argentino lucha a veces en silencio y a veces no para contener algunas certezas pero las certezas son barridas según su época y especialmente por el tiempo.
Por lo menos teorizando, Luri reclama: estamos creando niños frágiles y caprichosos, sin resistencia a la frustración y convencidos de que tienen que garantizarle la felicidad. Los padres de ahora están perplejos, preocupados.

Luego de haberlo leído, le preguntaría; los padres tenemos derecho a ser imperfectos?
Luri: tienen derecho a ser imperfecto porque eso los relaciona con lo humano.  La clave de todo esto de la felicidad es una ideología muy extraña que considera que la vida es un conjunto de problemas, cuya respuesta nos la puede dar no sé qué sabiduría, y en el momento en que tengamos respuesta a esa sabiduría seremos felices. Eso es un cuento chino.


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