La cuenta regresiva de la teta comenzó





No existe una manera de ser padre. Coincidimos?
Hace menos de una semana que terminé de hacer una nota con la Liga de  la leche, conocer sus trabajos, proyecciones, etc. y silenciosos fueron filtrándose esos hechos de sincronicidad junguiana disfrazados de casualidad que terminaron en un control pautado con la pediatra. Pero lo mejor de todo, es que todo terminó en contradicción.
El mapa de situación seria el siguiente: Liga de la leche (seguir amamantando)+(mi mujer: es hora de comenzar el destete de Benjamin)+ pediatra( ya con dos años y alimentándose de diversas maneras, la teta es opcional)+ yo (acabo de entrar en un mar de dudas)

Como hombre y padre uno participó de muchísimas situaciones que tienen que ver con su mujer e hijo pero en ésta, la verdad, quedaba tras un vidrio. Tras ese vidrio estaba siendo testigo de decisiones netamente femeninas y sintiendo un poco de esa sensación que es “propio de la madre, propio de la mujer y Uds. Caballeros están del otro lado de la línea biológica”
El término destete había entrado sin permiso en mi vida (como tantas otras circunstancias en la vida de cualquiera) pero comenzaba a vivirlo de una forma bastante diferente a la que había leído.
Dos ideas antagónicas hablaban de realizarlo o de manera repentina o paulatina. Dejar la teta implicaba pasar al siguiente nivel, reemplazar ese objeto de deseo por otras situaciones de apego, de cariño y de crecimiento.
La pediatra anotaba otros medios para compensar a mi hijo durante ese periodo: juegos que desviaran la atención, mayor contacto cuando sus ojitos y manitas buscaran teta y ta, ta, ta.  Para la Academia Estadounidense de Pediatria no existía un standard en las fechas de destetes para padres y niños. La OMS recomienda el pecho hasta pasado los dos años si también existe una alimentación complementaria para garantizar factores nutricionales. Y también recomienda que el destete, bajo estas condiciones de normalidad, puede comenzar cuando así lo sientan madre e hijo.

No ofrecer, no negar
La máxima del destete. Pero al momento de pedir teta, mejor que desenfundes nena! A ésta altura sé que la teta no es solo alimento, también es contención y entretenimiento y barrera anti frustración y la lista de necesidades personales que haya formado mi hijo pero cortar tal fuente de recursos no lo acercaría al trauma?
Creo que me pasaría
Explican que el hecho de ir quitándole y no ofreciéndole es para  evitar que se repita el ciclo donde quiera más. Pienso que también sería una pesadilla para mí  si me pasara con los sándwiches de miga. El peor escenario. Trauma seguro. Pero tendría un par de recursos para soportarlo. O no. Mejor no llegar a tal apocalipsis.
Por lo tanto mi mujer llegó a esa cima materna donde en palabras concretas  anunció: “ Bueeno, ya es hora de dejar la teta porque mamá quiere recuperarlas y le duele y vos tenés que seguir creciendo”
Ahh… la recuperación de bastión femenino. Una buena historia de amamantamiento pero cuando entra el dolor al autoservice de tetas, la cosa cambia de color. Muchas veces he visto como la teta tapaba a la mujer pero también presencié procesos físicos y psicológicos de exclusividad entre madre e hijo donde la palabra mujer era tan alta como el Everest.
Aquí no hay problemas como medicamentos que chocan con la lactancia, internaciones que separan al  niño de su madre, ausencia de leche materna o directamente no quieren amamantar o les parece repulsivo.
Esas son otras batallas que existen entre madres que eligen la leche artificial y madres de pecho. Luchas que a veces entran en la descalificación y que creo, olvidan que cada madre hace de sus tetas un universo, mientras no afecte al pequeñín.
La cuenta regresiva de la teta comenzó. En mi familia se siente como la entrada a un terreno nuevo y todavía es muy temprano para saber si Benjamín percibe la situación y menos si hallará la adaptación.
Para eso estamos los padres. Dudas y certezas incluidas.
Y con mi conciencia editorial en contra escribo: “como crece de rápido por dios!”. Concuerdo en silencio con las palabras del personaje encarnado por Morgan Freeman en  Lucy: “Solo el tiempo nos da la medida de nuestra mortalidad”













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