Cuando era chico no existían los celulares. Por supuesto no existían
infinidad de artículos que hoy son más necesarios que la respiración. Entre
ellos el Smartphone (notarán que no repetí celular…)
Tampoco conocí a los zombies hasta mi adolescencia. Películas
como Night of the living death (La
noche de los muertos vivientes) de George
A. Romero me los definieron bastante bien aunque me importaba poco ese análisis
sobre la metáfora del conformismo, esclavitud y vida sin sentido, peligro para
la vida burguesa.
En fin.
Cruzando el siglo XXI los zombies se hacen más rápidos y el vudú
les queda viejo. El médico brujo es reemplazado por un nuevo sentido apocalíptico
de la mano de la posibilidad, miedo, de guerra bacteriológica o enfermedades de
masa sin control. Las plagas son plagas en cualquier siglo!
Pero como no es de otra manera, la tecnología hace lo suyo y
es uno de los nuevos semi dioses a
adorar.
La evolución zombie/ smartphone recayó en el smombie,
palabreja creada por la juventud alemana el año pasado. Hombres y mujeres que
no sacan la mirada del Smart y vagan por las calles presas de redes sociales,
en su mayoría. En cualquier parte del mundo, el humano promedio ha esquivado un
smombie y como el humano promedio sabe, el smombie ni siquiera produce el típico
gruñido del antiguo zombie.
Esto llevó a un estudio de la Universidad de Nueva York que concluyó: el 10 % de las personas ingresadas en un
hospital neoyorquino corresponda a esta categoría. El porcentaje aumenta si las
edades de los smombies se encuentran en 18 y 24 años.
El Observatorio Vial
de Latinoamérica destacó que el 14 % de los peatones van distraídos con su
celular y eso los lleva a tener un accidente o a provocarlo.
El problema suela
agravarse si el smombie conduce un automóvil, ya que arriesgan su vida y la de
los demás.
En sitios como Hayward, California, han colocado señales de tránsito
específicas para smombies que rezan: “Levanta
la cabeza para cruzar la calle y luego actualiza Facebook”.
Si no leventas la
cabeza para mirar quien viene, porque la vas a levantar para mirar el cartel?
Raro.
En el estado de Utah, oeste de los Estados Unidos, impusieron
multas de hasta US$ 100 desde el 2014 para el uso de celulares mientras se
conduce.
AAA Foundation for Traffic Safety’ ha
analizado los últimos seis segundos previos al accidente de entre unos 1.700
vídeos de jóvenes conductores. Los resultados
son elocuentes: el 15 por ciento de los accidentes se debieron adistracciones
con el resto de pasajeros del coche; el 12 por ciento,
por el uso
del móvil; el 10 por ciento,
por buscar
algo dentro del propio coche; el 9 por ciento,
por mirar
algo fuera del coche; el 8 por ciento,
por cantar
y poner música; el 6 por ciento, por
‘arreglarse’; y el 6 por
ciento, por coger
algo en el coche.
LOS PADRES
Acaso pensaban que escapaban a la categoría antes señalada? El
padre smombie que enfrascado en alguna actualización de red
social no ve donde y que hace su hijo, está exponiéndose a un disgusto.
Estoy
dando una novedad? Para nada. Echémosle la culpa a lo NO multitaskin.
Esta palabrita inglesa traducida como multitarea quizás sea un reflejo de estos tiempos acelerados pero
una mentira al fin. Hacer muchas cosas a la vez no nos hace más eficaces.
Earl Miller, científico
especializado en neurología del MIT (Massachusetts
Institute of Technology) explicó que el cerebro no puede enfocarse en varias
cosas a la vez, sino cambiar rápidamente de foco. La corteza frontal se satura
de información y no puede enfocarse
debidamente. Situaciones bien diferenciadas.
Por qué es necesaria tanta información que no podemos
procesar?
Porque las empresas
logran afianzarse en tecnologías disruptivas (tecnología que aparece y genera
un nuevo nicho en el mercado) en vez de innovación sostenida?
Porque las tecnologías se han llevado puestas como
locomotora a una parte de la humanidad (la que tiene acceso, claro) y han
creado la necesidad de lo virtual y la pertenencia a algo mejor, en contraposición
del mundo complicado que puede vivir una madre o un padre?
La ilusión del escape?
Smombie, tecnócrata, cavernícola digital, analógico, las
personas no escapan a su época. Logran adaptarse o no.
Padres e hijos pueden declararse digitales, geeks o como
gusten.
A mi parecer, que es el de mi época, ninguna versión remozada
del Tamagoshi pudo abrazar y cuidar a mi hijo mejor que yo.
Esa es mi responsabilidad.
Intuyo que padres en Bernal Oeste o Tumbuctú, opinan igual.
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