A ver. De las experiencias emocionales que trae la
paternidad para el hombre, situación sumamente subjetiva pero espero estemos de
acuerdo, es la mirada con tu hijo/s. Sepámoslo, la primera es para la madre. El
bebé va definiéndose en ese rebote que viene de espejarse en ella, en esos
aromas ricos a mamá, en tibieza reconocida. Pero lo que transmite la mirada…
Decía, que como padre ves crecer a tu hijo en las miradas
que se producen, en el seguimiento que uno va haciendo desde que lo tienen en
los brazos y él duerme plácido pero lo miras como duerme, hasta en el juego del
cambio de pañal para distraerlo y terminar con la operación lo más rápido
posible ( se entiende, claro) o como va corriendo de aquí para allá arrastrando
todo el alboroto de la casa.
Esa persona que es tu hijo va pidiéndote que lo construyas,
que lo mires y le devuelvas la felicidad del primer paso o el descubrimiento
del viento. Cómo voy papá? Me estás armando con tus mejores intenciones, tus
mejores momentos, tus días buenos y malos, todos tus sueños vivos y no tanto
conviviendo en un solo hombre?
La mirada que nos pide no tiene medias tintas. Lo construye
lo destruye lo modifica, lo apresa, lo libera. Cada cincelada parece quedarse allí
para siempre.
Sabemos que no. Que muchas otras miradas actuarán en ese
barro humano tibio y ansioso por ser.
Entonces, muchas veces los hijos capturarán con sus ojos lo
que sus padres niegan, esconden, desvirtúan con sus palabras. La ausencia, el abandono, la
falta de empatía, el descuido, la violencia, el castigo, la ignorancia, la
pérdida, el amor, el odio, la tristeza, la alegría.
La vida misma enmarañada y con nuestros nombres
Pero no es la vida lo que sucede sino la visión de la vida.
Como interpretamos esa mirada. Solo un órgano dándonos su parecer.
Platón dividió el alma
en una parte apasionada y una parte más deliberativa, y luego filósofos como
David Hume e Immanuel Kant debatieron sobre la emoción y la razón en la toma de
decisiones morales. Hoy la neurociencia muestra evidencia de que la tensión que
sentimos entre la pasión y la razón, entre la intuición y la deliberación, en
realidad se basa en una tensión entre sistemas que compiten en el cerebro.
Facundo Manes, neurocientífico.
Todo se resume al cerebro?
Finalmente, mi mirada, en representación de lo que soy, de
lo que mi cerebro piensa que soy sigue observándolo y asombrándose.
Su mirada sigue en plena exploración. Crece como dicen que
crece el universo. Y sé que todo eso
cambia tanto. Y aquí está mi pequeño truco: que las miradas con tu hijo sigan encontrándose.
Un puente en el tiempo construido, defendido, vuelto a construir.
Que eso te importe, verdaderamente.
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